El presente escrito es una breve semblanza biográfica a través de la transcripción de una serie de conversaciones con el ingeniero y maestro Oscar Arango Hernández Lama Tenzin Timley Tulku en el Monasterio Bodichita en Ciudad de México durante el mes de abril del año 2022. Por medio de la transcripción de estos diálogos se busca dar a conocer el camino recorrido de más de 30 años en el aprendizaje y enseñanza del Dharma en esta vida por el maestro. Por respeto se ha omitido el nombre de algunas personas e instituciones presentes en el relato original.
¿Cuándo y dónde naciste?
Nací el 14 de enero de 1974 en la Ciudad de México y desde siempre he vivido con mi familia en Xochimilco, bueno, antes vivimos un tiempo con unos familiares en una zona más céntrica de la ciudad, pero en realidad nos mudamos a Xochimilco en búsqueda de un hogar propio.
Mi familia esta compuesta por mi madre Elena Angélica Hernández y mi hermano Ricardo Arango Hernández; mi padre (Matias Arango Martínez) y mi madre se separaron cuando yo tenia como 6 años y en realidad nos quedamos solos con mi mamá a quien le toco ser madre y padre al mismo tiempo.
¿Cómo describirías tu infancia?
En general mi vida en aquellos años no fue realmente muy distinta a la vida de cualquier otro niño de clase obrera en esta zona de la ciudad, mi madre siempre trabajó por sacarnos adelante a mí y a mi hermano, y nosotros pasábamos el tiempo entre la escuela, jugando, pero también adaptándonos a las circunstancias de la vida que no eran fáciles por que no había mucho dinero, de hecho desde niño además de estudiar mi hermano y yo trabajamos; uno de mis primeros trabajos fue como a los 8 años repartiendo folletos de una escuela privada aquí en Xochimilco, me pagaban 5 centavos de aquel tiempo y estaba como 3 o 4 horas repartiendo folletos, en este mismo lugar mi hermano y yo limpiábamos los salones y hacíamos cosas de mantenimiento como pintar en ciertas temporadas. Al recordar esto creo que todas estas experiencias fueron parte de mi entrenamiento para comprender la realidad.
Mi madre trabajaba mucho también, se dedico a la costura de prendas de vestir, llego a ser jefa de línea en diseño de ropa y estuvo empleada en diferentes lugares de la ciudad y del estado de México, muy lejos, por esto mismo a veces no podía pasar mucho tiempo con nosotros pero nos cuidaba tanto como lo era posible y siempre se esforzó mucho por nosotros, al platicarte esto recuerdo mucho el temblor de 1985, ese día yo estaba solo en la casa, mi mamá ya se había ido a trabajar, mi hermano se había ido a la secundaria, cuando empezó el temblor fue muy fuerte, se caían y se rompían cosas, se escuchaban gritos alrededor, creo que fue la primera vez que sentí cerca la muerte en esta vida, afortunadamente no paso a mayores, pero estaba solo y cuando pasó me quede esperando ahí mismo varias horas, recuerdo mucho que mi madre llegó llena de polvo, caminando sola, cuando me encontró me preguntó como estaba, se le notaba muy preocupada y cansada porque había caminado desde su trabajo hasta la casa, en medio de todo lo que había pasado recuerdo que agradecía haber sobrevivido y me dijo que si ella seguía con vida era por mi y por mi hermano… a veces se piensa que la realización espiritual es cosa de monjes, sacerdotes o maestros, pero si me preguntas creo que mi madre es una persona realizada espiritualmente desde hace mucho.
A propósito de esto ¿Te inculcaron una religión en casa?
Mi madre es católica y es una persona muy devota, así que fui educado en la fe católica, como la mayoría de los niños en México, de hecho fui al catecismo, cumplí con los sacramentos y esto es algo que agradezco mucho ya que realmente creo que es una práctica espiritual profunda y bondadosa, aunque desde luego la vida me llevó a desarrollar otros métodos.
Entonces realmente ¿Cuándo fue que tuviste tu primer contacto con el budismo y sus prácticas?
Podría decirte que cuando uno tiene conexiones karmicas con el Dharma, desde que uno nace siempre está en contacto, pero digamos que formalmente mi primer contacto con el Dharma fue cuando tenía como 10 años, recordemos que esto no era tan fácil en aquellos años porque no había internet, las fuentes información sobre el tema eran limitadas y el budismo tampoco tenía tanta difusión ni era muy popular en México, mucho menos para alguien en el entorno y circunstancias en que nací. Este primer contacto se dio mientras caminaba por la calle en compañía de mi mamá cuando en un escaparate vi un libro que a primera vista me llamó la atención y me despertó una sensación de familiaridad que no entendía del todo, esto fue porque en la portada y cuando pude hojearlo un poco, reconocí las imágenes de montañas y valles con los que había soñado varias veces.
¿Quieres decir que viste lugares en el libro con los que habías soñado?
Sí, esto podrán creerlo o no, sé que podría ser difícil de comprender, pero desde mi propio lado puedo decirte que soñé muchas veces con estas imágenes y también soñaba con pequeños murmullos, como cantos en un idioma que no entendía, tiempo después entendí que se trataba de recitaciones de monjes.
¿Y qué pasó? ¿Te llevaste el libro ese día?
No, no fue posible en ese momento porque no llevábamos dinero, pero tiempo después mi madre ahorro un poco de su sueldo y me regalo el libro, muy probablemente sin entender por que me llamaba tanto la atención. Y para mí fue algo muy valioso por la amabilidad y esfuerzo de mi madre, y porque cuando pude leer el libro en el que se hablaba del budismo tibetano me di cuenta que era un conocimiento muy valioso al que todos debían poder acceder, tanto fue así que poco tiempo después de terminar de leerlo decidí donarlo a la biblioteca pública, porque me di cuenta que no tenían nada parecido, tenía como once años más o menos cuando decidí donar el libro.
¿Y tener este primer contacto con el budismo te cambio de alguna manera?
Fue el momento en esta vida en el que me di cuenta que existía algo así, pero como te decía hace un momento realmente no me ayudo más que darle un nombre a algo que de cierta manera ya conocía y se manifestaba, te pongo un ejemplo, recuerdo que en aquellos años entre juegos y aventuras de niño o adolescente, me iba caminando a los cerros que están aquí cerca lo más alto que podía llegar y cuando encontraba un buen lugar pasaba horas sentado muchas veces solo, contemplando, así sin más, te puedo decir que realmente meditaba mucho sin saber conceptualmente que era meditar, porque nadie me había enseñado, por lo menos no en esta vida, ni había recibido una instrucción específica, en realidad todo se daba de manera natural.
¿Y qué paso después?
Pues en mi adolescencia ya estando interesado en las filosofías y disciplinas orientales, comencé a estudiar Aikido y Tae Kwon Do y fui bastante disciplinado en esto durante algunos años; fue justo a través de las artes marciales que tuve el primer contacto con alguien que tenía formación monástica, el primero fue un maestro Shaolin que visitó el lugar donde entrenaba para dar algunas clases especiales y fue en esa ocasión que por primera vez recibía formalmente algunos conocimientos sobre budismo y meditación, claro en el contexto de la práctica de artes marciales.
Tiempo después también a través de un maestro de artes marciales que había notado mi interés en el budismo, fui invitado a un retiro con un grupo de monjes Vipassana de origen Tailandés que visitaban la Ciudad de México y me anime a asistir. Esta fue una experiencia que al recordarla puede resultar algo compleja de asimilar porque cuando llegue al lugar que se encontraba en una zona bastante cara de la ciudad de México, me di cuenta que el retiro estaba programado para durar tres meses y desde luego tenía un costo que, como bien sabes, en este tipo de actividades suele ser bastante alto.
Entonces aunque estaba entusiasmado, al principio pensé que realmente no me iba a ser posible permanecer el tiempo completo del retiro y solo podría estar un día por unas horas, pero cuando los monjes que guiaban el retiro se dieron cuenta de esta situación, ellos pidieron directamente a los patrocinadores de la actividad, que yo pudiera completar el retiro sin costo, y su argumento para solicitar esto fue que en el poco tiempo de conocerme habían reconocido en mí una conexión muy fuerte con el budismo y sus prácticas por lo cual era importante para ellos que yo permaneciera en el retiro.
Mencione que podría ser complejo entender esta situación porque desde luego esta oportunidad fue algo muy afortunado para un servidor, pero no creas que fue una decisión rápida para los demás, porque esta petición de los monjes generó descontento en algunas personas que consideraban injusto que se le permitiera permanecer a alguien que no había pagado el costo completo, que no había gastado lo mismo que ellos, no se decir si esta reacción, era enojo, celos o algo más, pero fue muy evidente. Pese a las reacciones negativas que se suscitaron, al final la petición de los monjes ganó y pude realizar el retiro de tres meses.
Uno pensaría que este tipo de reacciones de las que hablas no serían propias de un practicante budista…
Así es pero desafortunadamente este tipo de conflictos son frecuentes en muchos grupos y vertientes budistas, en los que contrariamente al espíritu no lucrativo y no sectario del auténtico Dharma, permea un clima elitista que se vuelve un obstáculo en la transmisión de la enseñanza del Buda o impide que personas sin dinero tengan contacto con un maestro.
Incluso hay lugares en donde se ha difundido la idea de que no es el dinero sino la “falta de mérito o virtud” lo que impide que algunos accedan al Dharma o conozcan a un maestro que los guíe, como si la riqueza fuera un signo de desarrollo espiritual, pero la realidad es que esto es una falacia y un engaño promovido por quienes no aceptan que esta es una gran incongruencia para seguirse beneficiando económicamente, para mantener un estatus o sentirse especiales. Y lo digo con mucho respeto, porque creo firmemente que es válido y justo que se apoye económicamente a los maestros de Dharma e incluso a los patrocinadores que hacen posible eventos como en este retiro que te comento, pero también creo que es una incongruencia muy grande que por esto mismo, se prive de estas experiencias a quienes menos tienen, sobre todo cuando su búsqueda y motivación es correcta, estas son cosas que un maestro no debería permitir.
Y entonces ¿pudiste completar este retiro?
Si, al completar el retiro de tres meses seguí estudiando el camino Vipassana durante un año más con un maestro residente, la idea era que al final de este retiro quienes completaran el entrenamiento y así lo quisieran podrían tomar votos y ser iniciados como monjes; este fue otro momento complejo en el camino por que si bien contaba con todos los requisitos que se solicitaban, nuevamente, algunos miembros de esta comunidad manifestaron su desacuerdo en que se me proporcionaran la iniciación monástica (que también requería un pago), sin haber cubierto el costo completo.
En esta ocasión el desacuerdo fue tal que no pudo superarse y no pude ser iniciado en aquel momento al igual que otros. Ese día platicando con los maestros, me dijeron que lamentaban lo que había ocurrido y me pidieron que fuera con ellos al monasterio Chom Thong, en Chiang Mai en Tailandia donde ellos vivían. Desde luego esto no era tan fácil, si no había tenido dinero para cubrir los costos de un retiro, un viaje al extranjero era algo mucho más difícil, sin embargo, estaba decidido y trabaje mucho para reunir suficiente dinero de ahorro de becas que tenía por alto rendimiento en la escuela, de premios recibidos al ganar torneos de basquetball que en la adolescencia ya jugaba a un nivel semiprofesional, también trabaje en talleres mecánicos, lavando autos y ayudando en un negocio de banquetes para fiestas y eventos especiales haciendo de todo, incluso trabaje un tiempo en una empresa de seguridad… durante esta temporada pase cosas muy difíciles, solo por mencionarte una experiencia, recuerdo que en aquellos años en una de estas ocasiones, que fui a apoyar en seguridad de una fiesta al sur de la Ciudad de México, no me pagaron como estaba planeado al final de la fiesta y no pude irme a mi casa por que no tenía dinero para el transporte, era en invierno y ya de madrugada, al final no me quedo de otra que quedarme en la calle a dormir donde pude, es una de las ocasiones que he sentido más frio en toda mi vida, hubo un momento en que pensé que podría morirme de frio literalmente… yo creo que sin haberlo planeado ese día me realice en la practica del tumo tibetano (fuego interno) para poder sobrevivir (ríe) por que en ese momento lo único que pude hacer fue meditar… pero bueno fue después de un año más o menos, ya cuando termine la prepa, que ya había ahorrado suficiente y finalmente pude viajar a Tailandia para encontrarme con los monjes que me habían pedido que los visitara. Fue muy agradable volverlos a ver, se acordaron muy bien de mi y al recordar lo que había ocurrido en aquella ocasión que los miembros de aquel grupo se opusieron a que yo recibiera iniciación monástica solo reían y me dijeron “tú si recibiste la iniciación es día”.
¿O sea que aunque no lo reconocieron ante los demás ellos te habían iniciado?
No es que me hubieran iniciado a escondidas, creo que la enseñanza de esto que me dijeron es muy profunda, porque el mensaje de fondo es que cuando se ha aprendido con esfuerzo, disciplina y con la motivación correcta, ni el dinero, ni las actitudes negativas de otros pueden evitar o negar el auténtico desarrollo espiritual, no pueden evitar que seas quien ya eres; por ejemplo, tú puedes ser un gran practicante, incluso un maestro, si así lo deseas hasta puedes respetar los votos de la disciplina monástica y no estar ordenado, ni vivir en un monasterio o vestir un hábito, en el fondo ¿cuál es la diferencia entre tú y un monje? pues lo único es el lugar donde vives y tu arreglo personal ¿no? y claro que algunas personas dirán que no eres monje porque no te hicieron una ceremonia, porque no vistes de color azafrán o no tienes una organización grande que publicite como tal, pero ¿qué es más importante? ¿Qué te hagan una ceremonia para que todos te reconozcan? o ¿Qué practiques el Dharma con diligencia?, ¿Qué crees que diría el buda? la enseñanza detrás de esto es que en el fondo tu no necesitas permiso de nadie para practicar el Dharma y avanzar en este camino porque en el fondo el Dharma no le pertenece a nadie.
Sé que estas palabras pueden ser fuertes y es complejo reflexionar sobre esto ya que actualmente es frecuente que el Budismo se vea como un producto, que se difunde a través de organizaciones y patrocinadores «autorizados», que tiene a sus “rockstars” del budismo para promocionarse, pero falta preguntarnos un poco más si esto es lo más importante, en mi experiencia te puedo decir que no lo es, y de hecho esto puede llegar a limitar y condicionar el desarrollo y accionar de monjes y maestros, que con frecuencia además de aprender y enseñar el Dharma deben velar por el financiamiento y sobrevivencia de sus organizaciones, situación en la que el equilibrio es complicado, sobre todo en aquellas que han logrado mayor crecimiento, ya que siempre se está en riesgo de caer en uno de dos extremos, por un lado el riesgo de no ser capaz de sostener una institución y por otro lado, el riesgo de desarrollar una práctica del Dharma contaminada o distorsionada por intereses mundanos propios y ajenos…
¿Y cuánto tiempo permaneciste en Tailandia?
El dinero que había ahorrado me alcanzó para estar tres meses en retiro en el monasterio con un estilo de vida muy austero, durante este tiempo me dedique a completar los entrenamientos y estudios que ya había desarrollado, desde luego me invitaron a quedarme con ellos más tiempo, pero decidí regresar a México porque mi idea nunca fue quedarme permanentemente en Tailandia. Ya de regreso, comencé a estudiar una carrera universitaria, ingeniería civil en la UNAM. Algunas veces me han preguntado porque si ya habías completado estos entrenamientos no te dedicaste por completo a eso, solo ser un monje y ya, y las respuesta que doy es que después de las experiencias que había tenido, estaba convencido de que en esta época del mundo no es posible desarrollar una práctica del Dharma pura, si el Dharma es a su vez tu única fuente de sustento económico, si estas condicionado por patrocinadores, instituciones o tu propia necesidad, por eso pienso que es importante aprender algo que permita sobrevivir y salir adelante a través de tu propio trabajo, creo que es algo que ayuda mucho a evitar que tu práctica del Dharma se contamine y garantiza la libertad del practicante y del maestro.
¿Cómo fue regresar después de este retiro a la vida de un estudiante universitario en México?
No voy a negar que al principio fue un desafío en muchos sentidos ya que había recibido enseñanzas y entrenamientos que me hacían relacionarme con la realidad de un modo distinto al de la mayoría de las personas de mi edad, a veces esto podía hacerme sentir algo “fuera de lugar” ya que si somos honestos, en muchos sentidos el Dharma no concuerda con cómo funcionan las sociedades modernas, sobre todo en un país en el que el budismo y sus enseñanzas no son comunes e incluso puede existir un choque entre sistemas de valores y creencias. Pero considero que de esta etapa se desprenden muchos aprendizajes muy valiosos, porque tuve que aprender a incorporar el Dharma en la vida cotidiana sin que esto entrara en conflicto con los contextos y personas que me rodeaban y dando continuidad a lo que había aprendido sin necesidad de aislarme de mi familia, las amistades que iba haciendo, ni del mundo, y afortunadamente las cosas fluyeron positivamente.
¿Al terminar tu carrera volviste a viajar, a Tailandia o algún otro lado?
Después de terminar mi carrera viaje a la India durante un año, este fue prácticamente un viaje de mochilazo, ahorre un tiempo y me fui, en aquellos años mi intención era continuar aprendiendo, entonces durante este año recorrí diferentes lugares y monasterios conociendo a diferentes maestros sobre todo relacionados con el budismo tibetano, y espero no suene repetitivo pero tuve experiencias similares al conocer a diferentes monjes y maestros que al conocerme me invitaban de manera muy espontanea a tomar transmisiones y retiros en diversos centros y monasterios, para mi el mas significativo fue el monasterio de Sera Jey donde conocí a grandes maestros de budismo tibetano, muchos de ellos maestros del Dalai Lama, esta fue una experiencia muy particular por lo que aprendí de estos maestros y por que de ellos recibía invitaciones directas a sus enseñanzas y transmisiones, me regalaron algunos textos sagrados y espero no suene presuntuoso pero al preguntarles a ellos porque eran tan amables conmigo y por que esto se me daba tan fácil, me decían lo mismo que ya había escuchado, que ya teníamos conexiones desde hace muchas vidas y que en esta vida me tocaría ser nuevamente un sostenedor del Dharma… fue una gran experiencia y al final de un año regrese a México nuevamente.
¿Al regresar a México a que te dedicaste o que hacías?
Pues tenía mi carrera, entonces trabajaba como ingeniero y fue en esta época que casi de casualidad sin que yo lo buscara fui invitado a dar algunas clases de dharma, meditación y yoga en la Ciudad de México en algunas instituciones importantes, este periodo de mi vida se prolongo por cerca de 8 años, y por medio de estas actividades, continúe conociendo a diversos maestros del budismo tibetano que visitaban por temporadas la Ciudad de México y con quienes me ocurría lo mismo que me había pasado con otros maestros, al conocernos conectábamos muy rápido y muchos de ellos decían que ya tenía una conexión tanto con ellos como con el budismo tibetano, y así de manera muy casual comenzaron a pedirme que los apoyara en sus visitas como un interlocutor que era capaz de ayudarlos a transmitir la enseñanza, incluso varios me pedían cuando se iban del país, que permaneciera en su representación impartiendo algunas enseñanzas, y así lo hice durante varios años. Así fue desarrollándose mi camino en el budismo tántrico tibetano, lo cual fue algo bastante atípico también, ya que no era algo planeado y por otro lado yo ya tenía un camino importante recorrido en el Vipassana con lo cual estaba muy tranquilo, sin embargo, se dio de manera muy natural, los monjes tibetanos que conocía solían tratarme como un igual no como un novato o un aprendiz, entre broma y en serio me llamaban lama o tulku… yo desde mi propio lado siempre los trataba con mucho respeto, incluso con reverencia ya que muchos de ellos eran personas a quienes reconozco como grandes maestros del budismo tibetano, y fue muy afortunado que siempre tuvimos un trato muy cercano, una relación de amistad.
Es como si te hubieras saltado varios pasos en el camino del budismo tibetano y hubieras sido reconocido como un miembro de esta comunidad…
Así es, lo cual tampoco es tan sencillo, ya que sobre todo en el budismo tibetano existen muchos niveles o grados de desarrollo, sin embargo, desde mi propio lado también siempre existió un sentido de familiaridad muy grande con los maestros y monjes que conocía; fue a partir de esos años que empecé a tener un gran contacto con el budismo tibetano de diferentes tradiciones o linajes, esto me permitió adquirir de manera muy rápida conocimientos y prácticas del budismo tántrico, que con frecuencia están reservados solo a personas que toman refugio específicamente con algún linaje (es decir, personas que se comprometen a seguir únicamente una tradición o un maestro del budismo tibetano con exclusión de todas los otros linajes y formas de budismo) e incluso recibí conocimientos que regularmente están reservados solo a monjes que tienen una gran cantidad de años formando parte de estas tradiciones, me invitaban a prácticas, transmisiones, iniciaciones y retiros en diferentes lugares y países, esto algunos no lo creerán, pero te puedo decir que llegue a estar en retiros e iniciaciones en lugares donde solo había monjes e incluso en ocasiones a algunos de ellos no se les permitía recibir ciertas transmisiones para las que se decía aún no estaban preparados y de manera inusual a mí me invitaban a permanecer.
En esta etapa de mi vida recibí enseñanzas de diferentes maestros y linajes, me invitaron a retiros largos, me regalaron textos sagrados, fui protector de las reliquias del Tíbet por más de 5 exposiciones en México, dando bendiciones y protecciones con todo tipo de emanaciones compasivas y airada del Tíbet, India, China, Tailandia, Japón, etc… y en varias ocasiones me invitaron a formar parte de algunos linajes tibetanos, sin embargo, decline amablemente estas invitaciones ya que nunca quise limitarme.
Durante esta etapa el maestro tiene contacto con miembros de los ocho linajes del budismo tibetano y entre algunos de sus maestros más importantes se encuentran los siguientes:
- Chöden Rimpoché (considerado emanación directa de Yamanthaka). En tres años de retiro, el maestro recibió de él todos los tipos de tantras superiores.
- Rizong Rimpoché (emanación de Tsongkhapa del linaje Gelugpa).
- Lama Kirti Tsenshab Rimponché de quien recibió la transmisión completa de Kalachakra durante tres años continuos.
- Dilgo Khyentse Rimpoché de quien recibió la transmisión de Guru Rimpoché y de diversos Yidams airados.
- Ajam Rimpoché de quien durante tres años recibió la transmisión de Powa (trasferencia de la consciencia en el momento de la muerte), la práctica de Chöd (cortar las visiones erróneas, con respecto al karma, a la impermanencia y el yo en todos los reinos, así como en el estado de transición).
- Sakya Trizin de quien recibió las emanaciones de sabiduría de Manjushri y la Perfección de la sabiduría.
- Sherab Rimpoché (Discípulo directo de Lama Yeshe, que fue maestro directo de Lama Zopa Rimpoché).
Además ha recibido de diversos maestros transmisiones de los Mahasiddhas (Marpa, Milarepa, Tilopa, Gampopa, Chandrakirti, Videakokila, Nagarjuna), ha completado todas las transmisiones de Dzogchen y Mahamudra, ha completado por lo menos tres Ngöndros, por lo menos más de diez retiros de Nyung-nye (la Gran compasión o la Gran renuncia), ha recibido trasmisiones y hecho retiros con de diferentes maestros muchas de estas actividades directamente con el Dalai Lama en monasterios como Sera Jey, Yhüme, Nagarjuna y Nalanda, que son los colegios tántricos más importantes, habilitándolo para transmitir todos los Sutras y Tantras; así como realizar iniciaciones, transmisiones, pujas y purificaciones. Lo anterior equivale en la tradición budista tibetana al estado de un Tulku el cual define a una persona que solo tiene que reconocer algunos aspectos de la completa luminosidad de esta vida para ser capaz de llevar a los seres sintientes a ese desarrollo.
Tal vez estoy repitiendo la pregunta pero ¿Por qué después de tantos entrenamientos y el camino recorrido en el budismo tibetano nunca te uniste a un linaje específico o nunca te fuiste con algún maestro?
Porque con el paso de los años aprendí que las organizaciones e instituciones budistas son valiosas en tanto permiten a las personas vincularse con el Dharma y su práctica, pero también creo que el beneficio que te pueden aportar tiene un límite y es importante reconocer este límite. El desarrollo de un practicante puede verse limitado cuando se involucran demasiado en una tradición u organización por diversas razones, por ejemplo, aunque no lo reconocen, con frecuencia existen tendencias sectarias dentro de muchas tradiciones que buscan ser hegemónicas y confunden a las personas llevándolas a renunciar a su propio punto de vista promoviendo que sus miembros acepten y se sometan a líderes o mandatos sin cuestionar nada, esto es una devoción mal entendida a un maestro y pone a las personas en riesgo de aceptar incoherencias e injusticias.
Otro problema es la existencia de jerarquías y estructuras de poder por las que los mismos monjes y aprendices compiten, como si el desarrollo de la práctica consistiera en lograr títulos y reconocimientos, o simplemente en subir de jerarquía.
Últimamente también he reflexionado mucho sobre el modo en que los aprendices que toman refugio con algunos maestros tienden a volverse demasiado apegados a su maestro o al grupo al que pertenecen, esto puede ser difícil de entender, ya que por una parte en el budismo tibetano se estimula mucho la devoción al gurú, sin embargo, si tu estudias muy bien los textos budistas un verdadero maestro te libera, no te ata, ni a él ni a nada más, esto es como si alguien fuera a la escuela con la finalidad de nunca salir de ahí.
Finalmente creo que un problema actual en la forma en que el budismo se desarrolla es que muchos de los supuestos maestros están instalados en el privilegio beneficiándose de la fama, el poder, el dinero o su estatus. En su tiempo Siddhartha Gautama dejó la vida de príncipe para convertirse en un simple monje y aunque pudo regresar a ser de la realeza, nunca volvió a esa vida, hoy en día parece que es al revés, parece que muchos se vuelven monjes porque en realidad en el fondo están buscando vivir como príncipes, basta con ver el trato que se les da o el lujo en que muchos de ellos viven, solo dedicándose a enseñar en ciertos grupos privilegiados que pueden cubrir las cuotas altas, desconectados de la gente pobre, de los problemas del mundo o incluso desconectados de sus propias comunidades monásticas… no diré más al respecto, porque creo que este es un tema amplio y delicado que podemos conversar en otra ocasión, pero basta preguntarse, si el buda estuviera aquí ¿Tú crees que haría esto?, en qué parte de su enseñanza o en qué momento de su vida el Buda dijo, anden y vayan a crear grupos diferentes, digan que son reencarnaciones mías y osténtense como poseedores de la verdad por encima de otros, para que puedan convertirse en lideres venerados por todos (ríe)… créeme llevo mas de 30 años estudiando el tema y te aseguro que nunca dijo tal cosa…
Por eso en ultimas fechas aunque agradezco las experiencias que he tenido, he tomado distancia de las grandes agrupaciones e instituciones budistas, y he optado por el desarrollo de un espacio libre de todos estos problemas, e incluso actualmente me gusta decir que lo que hacemos en el monasterio es simplemente entrenar la mente en la virtud, y aunque desde luego esto se fundamenta en las enseñanzas budistas, en ocasiones ya ni siquiera usamos este término para describir lo que aquí se hace, y esto es para eliminar cualquier tentativa sectaria y enfatizar que el verdadero desarrollo espiritual no requiere que te conviertas o cambies de religión, sino que es algo que se desarrolla en las pequeñas acciones de la vida cotidiana, en la bondad que muestras hacía los seres sintientes y que cualquier persona puede acceder a ello y beneficiarse de estas enseñanzas de manera libre y abierta, sin obstáculos de dinero, sin recelo del conocimiento, sin lealtades extrañas… afortunadamente el monasterio surge únicamente gracias a la gran generosidad de mi madre que actualmente esta jubilada (Elena Angélica Hernández), de mi hermano que es licenciado en economía (Lic. Ricardo Arango Hernández) y desde luego del trabajo de un servidor, este lugar fue construido prácticamente por nosotros desde cero, no solo comprando el material o pagándole a alguien para que lo construyera, sino desde lo más básico, haciendo los cimientos, acarreando los materiales, excavando, haciendo el trabajo que implica una construcción, es producto de décadas de un gran esfuerzo gozoso… y es un espacio en el que lo más importante es el desarrollo de quienes desean entrenarse y desde luego llevar un poco a la sociedad por medio de actividades altruistas…
Ciudad de México, abril 2022